
Mantener una actitud positiva excesiva puede ser dañino para la salud, además de afectar las relaciones interpersonales.
En las redes sociales es normal ver mensajes que nos invitan a tener una “actitud positiva” durante la pandemia. Y aunque es importante ser optimistas, es imposible mantener siempre una actitud positiva, ya que enfocarse exclusivamente en lo positivo no es tan bueno como parece, incluso puede llegar a ser “tóxico”.
La positividad tóxica se entiende como la generalización excesiva e ineficaz de un estado feliz y optimista en todas las situaciones. El proceso de positividad tóxica resulta en la negación, minimización e invalidación de la auténtica experiencia emocional humana.
Signos del positivismo tóxico
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Escondiendo o enmascarando los verdaderos sentimientos.
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Fingiendo que todo está bien.
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Sentirse culpable de sus emociones negativas.
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Minimizar las experiencias de otras personas con frases como “todo estará bien”, “hay que ser positivos” o similares.
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Consolar a otro dándole perspectivas, es decir, diciendo “podría ser peor”, en lugar de validar sus emociones o experiencias.
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Atacar, humillar o castigar a alguien por expresar frustración, ansiedad, tristeza o cualquier cosa que no sea positividad.
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Ignorando los sentimientos diciendo cosas como “así pasa”.
La positividad tóxica es nociva en tanto que produce vergüenza, suprime otras emociones y produce aislamiento.
Ser positivos no es algo malo, es bueno tratar de ver el lado positivo de las cosas, más en estos tiempos de COVID-19, pero es igual de importante aprender a escuchar qué información quieren transmitirnos nuestras emociones y escucharlas y reconocerlas, incluso si son negativas.